lunes, 30 de mayo de 2016

El postre de la noche: Banana Split



No hablaremos de frutillas, ni naranjas...nos centraremos únicamente en las BA-NA-NAS.

Especie de plaga constantemente en alza, que se renueva en repertorio, en modelos y formas.

El banana promedio tiene una forma extraña de razonar (si le podemos decir “razonar”), casi actúa y habla en forma mecánica y repetitiva, por lo que se hace total y brutalmente predecible…
Y acá voy a aplicar una linda analogía para recordarles o figurarles el rechazo que un banana puedo provocar:

Viste cuando estás en medio de una tarde con amigos, tirados en la plaza o estás haciendo cucharita un domingo a la tarde… y te suena el teléfono… atendés y te sale una mina hablando con una cadencia tipo casette y te dice “Buenas tardes, ¿me estoy comunicando con Fulanita Rodríguez? La estoy llamando de la empresa Telefónica. Queríamos ofrecerle… bla bla BLA BLA”. Y vos no sabes cómo cortarle el chorro educadamente y la mina te sigue hablando, y hablando, y hablando. El tono de su voz nos da cuenta de la falsedad de lo que dice y no importa cual sea su discurso, siempre nos da la sensación de que “nos está cagando”….me explico?

Por otro lado, el banana tiene un autoconcepto algo inflado: cree (secreta o divulgadamente) que es en verdad atractivo, irresistible, que tiene más posibilidades que cualquiera de sus otros amigos. Pero por sobre todas las cosas (y esto me irrita sobremanera) está totalmente convencido de que es gracioso… El banana no duda en utilizar toda una artillería de chistes malísimos o, lo que es peor, de doble sentido!.
En resumidas cuentas el banana promedio cree que es algo así como un shopping… eso sí, sin librerías y muchos peloteros…

¿Qué peor que un banana?....claro! UN GRUPO DE BANANAS!

En combo con otros, estas cualidades se potencian a niveles intolerables. Se ponen en medio círculos alrededor de una o varias “ameguetas” y comienzan el despliegue de la pelotudes…
Hasta acá…nada nuevo.

Se que los varones que lean esta nota dirán: “ehhh! Y las mujeres que??”

Y si chicas, hay que hacerse cargo de una cosa: partiendo de la base de que “la culpa no solo es del chancho, sino del que le da de comer”, podemos decir que no hay banana que no encuentre el DULCE DE LECHE.

Las muchachas somos la otra cara de la cuestión. Hay quienes lo padecemos tanto como una mosca en la oreja y está la cual le encaaaaaanta la banana.

Como dije, el banana existe por algo. Es el aglutinamiento de las prácticas más machistas, pero del machismo más barato y pedorro, y al mismo tiempo el más aceptado. El banana vive en una sociedad donde ser lindo, gracioso, líder y canchero se presenta como la única forma de ser atractivo y donde la mujer es el premio, el objeto a poseer… y lo peor chicas es que aceptamos ese lugar como el natural, como el así debe ser… y nos prestamos al boludeo, a la minimización de nuestra esencia, hacemos el papel de vidriera.

En toda esta cuestión del levante hay una cosa subliminal que me irrita: UNA MUJER SOLA, ES UNA MUJER NECESITADA; UNA MUJER SOLA, BUSCA UN HOMBRE QUE LA CONQUISTE. Y ahí es donde tiene razón de ser el banana, ahí es donde entra a escena, suponiéndose el fin de todos esos males. Creyendo, erróneamente, que esas frases trilladas, sabidas, repetidas o con la insistencia potenciada, harán que una mina caiga a sus pies.

“¿Qué hace una mujer tan linda sola?”
“Te puedo hacer un poco de compañía si querés”
“Tenés cara de estar mal, si querés te puedo alegrar”

Son todas frases patéticas, pero la última entenderán que es la más nefasta. No me quieras hacer creer que estoy mal, vos estás mal tarado! (catarsis) Es una de las formas más usadas en la que el banana intenta parecer buena onda, mostrándose sociable y, por sobre todas las cosas, sensible; tanto como para preocuparse de vos y de tus sentimientos (no es morboso?).

En otros casos el banana puede ser un amigo de un amigo o amiga, y no evitará esta primera parte de caído del catre. Te pregunta el nombre y ya está, tiene tooooda la cancha para desplegar su arsenal.

B (de banana, no de batman): ¿hace cuanto lo conocés a Cachito?

Yo: de la facultad, estudiamos juntos

B: Ah mirá! ¿Qué estudias? (no le interesa verdaderamente pero preguntarlo siempre genera una buena impresión)

Yo: sociología

B: Ah mirá! (para esto estamos en la pista de baile y el banana está tratando por todos medios agarrarme de la mano para bailar) yo estudio para Contador
Como yo no le pregunté, sino que él sigue la conversación solo, mi respuesta es:

Yo: ah….mira vos

Un largo “silencio” (con mucho ruido)… y el banana elige otro recurso:

B: ¿querés? (me pasa su trago)

YO: bueno

En ese momento hará algunos comentarios sin contenido sobre los tragos, para demostrar cultura alcohólica. Mientras, finge ser empujado constantemente de atrás para acercarse a mí. Dándome cuenta de su intención, me voy para atrás.

Como el banana no tiene mucha imaginación, no pone mucha atención en lo que dice, mucho menos en lo que una contesta, su único método es tirar una pregunta atrás de la otra para, mechados con los chistes de los que ya hablamos y una sonrisa forzada todo el tiempo, intentará hacernos creer que “nos estamos conociendo”. Por supuesto, no dejará de reírse de todo lo que digamos. Esto último es muy fastidioso y triste, ya presupone que de esa manera mi autoestima crecerá (recordemos que cree que soy una pobre infeliz).

Preguntas típica hay bocha, pero estas tres son pieza fundamental de la bananes:
*¿tenés novio?
*¿Qué estudias?
*¿De que signo sos? (increíble, pero me la hicieron)

Y dirá frases trilladas tales como:
*¡No puedo creer que no tengas novio!
*Sos muy linda y copada
*Mi noche era un bajón hasta que me puse a hablar con vos
*Entre vos y yo…hace mucho que no estoy con nadie
*¡No puedo creer estar hablando con una mina como vos! Pensé que no me ibas a dar bola
*Sos un cago de risa, me encanta tu sentido del humor
*Sos la chica más linda del boliche

Si para esto son las 4 y media de la mañana y el banana todavía no nos sacó un beso o el número de teléfono o, en mi caso, la cara de orto, cambia totalmente el discurso. De ser la mina mas linda del boliche, la mas copada y graciosa, pasamos a ser las locas, las resentidas, las paranoicas y perseguidas, las histéricas y mala onda. Nos tratará de convencer de que él nunca tuvo la intención de levantarnos y que estamos pensando mal….flaco! me quisiste encajar un pico hace 5 minutos!

A ver… yo he llegado a empujar a un chabon diciéndole que no me interesaba ninguna cosa que me quiera decir…Y EL FLACO SIGUIÓ INSISTIENDO! Cómo no me voy a poner mala onda! Me estas rompiendo las pelotas hace 3 horas.

La atracción no nace por la insistencia, todo lo contrario. Hay chicos hermosos cuya actitud bananistica hace caer en picada mi temperatura a CERO COMA CERO.

Tal vez pueda sonar verdaderamente como una loca resentida, Ok.

Bien loca, y bien ANTIBANANA!

Y la existencia del banana nadie la puede negar!

Son lo más despreciable de la noche marplantense… lo hay tan obvios como los que narré y otros que se hacen las nueces y son pura cascara.

El banana es aquel hombre vacío, con miedos e inseguridades incapaz de reconocer, que busca minas tan predecibles y vacías como ellos, que anda a la caza y en constante competencia con los otros “machitos”. El banana olvida amigos emborrachados en el cordón de la vereda, olvida la mina que se agarró hace 5 minutos y olvidará seguramente a la que está besando en este momento. Volverá a su casa con olor a mujer, riéndose bajito y esperando una reunión con amigos para contar sus aventuras. El banana fuma solo cuando sale, porque le queda canchero, y no está con mujeres, se agarra “minitas”.

Lamento hablar de estos personajes y admito que estuve siempre al borde de incluir la frase conocida…esa que dice “todos son iguales” o incluso apelar a “todos tienen un banana interior”… pero no lo voy a hacer…

Así que hombres del mundo! Oid! Pues debe existir en esta Tierra los dignos de gritar bien fuerte:
“YO NO SOY BANANA!”