jueves, 13 de octubre de 2016

Lucía y la tormenta



Mar del Plata tiene playa, shopping y rambla, pero siempre va a ser una ciudad gris.

Como marplatense podes aprender dos cosas muy fácilmente. Primero, que enunciarse “Feliz” es una buena estrategia de marketing. Luego, que podes ser reconocido por algo que solo haces bien una vez al año, como estar soleado. Como marplatenses habitamos ese juego constante. Sabemos que los inviernos son duros, inestables y largos. Nos vemos poco en invierno, hacemos los mismos caminos, hablamos con los calefactores, nos cagamos de frío. Vivir acá es empezar siempre con la misma pregunta: ¿Lloverá?. Sin embargo, la maquinaria levanta su escenografía de cartón, colorida y dulce como un helado, para engañar el ojo ajeno y terminar creyendo que de verdad somos esa especie de Brasil argento. 

Cuando era chica, en esos veranos en los que todavía iba a la playa, muchas veces el día terminaba nublándose. Parecía hacerlo justo, harta de vernos atiborrarnos en la orilla de su mar, cansada de sostener la estantería, Mar del plata cerraba el cielo. Nos echaba. 

“No te preocupes, se la está tragando el mar”. 

Siempre me llamó la atención esa frase… “se la traga el mar”…. Algunas postales de nubes espectaculares, imponentes, oscuras y gigantes pasan por mi retina mental cada vez que escucho esa frase. Todas esas tormentas que fueron al mar, que no fueron, porque fueron lejos. Nosotros estúpidos festejando una victoria ¿cuál victoria? La que lloviera, por una vez, inútilmente, sobre mojado. 

Estamos en primavera, y Mar del Plata despertó gris. Está triste y conmocionada. La noticia de la semana nos toca cerca, hace temblar los cartones. Una niña de 16 años fue drogada y violada brutalmente hasta morir. Una tormenta que no se tragó el mar. La ciudad corre acéfala y emite opiniones. Las fotos de Lucía sonriente se desparraman por las redes sociales y se encolumnan en la psiquis como inmensos nubarrones. Una palabra retumba con la fuerza del peor de los truenos. Empalada. Los reflejos de la costumbre hacen que muchos quieran cerrar las ventanas. Trac, trac, como relámpagos. 

“Se anuncia un alerta meteorológico para el fin de semana”. Una alerta… 

¿Lucharemos contra el deseo de que esta tormenta se la trague el mar? La precipitación es inminente. Ojalá rompa todo. Ojalá rompa todo. Por una bendita vez, que rompa todo. Que llueva hasta que se caigan los cartones que nos inventamos. Empapate, marplatense. Guardá las ojotas. Que no te alcance la lástima para redimir esta muerte. Dejá que te rebalse por una vez la tragedia. No se la traga el mar, se la traga el miedo a cambiar lo chueco, el pensamiento deforme. Es el maldito patriarcado que mata, que usa tus marquesinas para denigrar los cuerpos, para banalizarnos. Sentite mojado, marplatense. 

No importa si llueve lejos, llueve. 
Es una tormenta que nos deja sin una mujer cada 30 horas.
JUSTICIA POR LUCÍA. BASTA DE FEMINICIDIOS.
#NiUnaMenos